El proyecto

– Algo así, la verdad es que no lo veo. Sabes, en el fondo me aburre sólo pensarlo. Mira, cuando tenga tiempo lo miro y te digo algo.

Ya se esperaba el resultado de todo el proyecto. Los mensajes habían sido claros desde el primer momento, pero por esa extraña razón que no entendía, siguió adelante con el trabajo.

Después de la reunión sintió como el desánimo inundaba toda su mente, y su cuerpo. No tenía ganas de continuar con ningún tema pendiente. Había trabajado muy duro para nada. Ese – cuando tenga tiempo – sabía perfectamente lo que significaba. Recogió todas sus cosas muy rápido y abandonó la oficina.

Estuvo caminando durante largo tiempo. Para él era liberalizador dar largos paseos sin un rumbo concreto. Templaba sus pensamientos y ordenaba sus ideas con más facilidad. Desde sus tiempos de estudiante, mucho antes de la Universidad, había encontrado en esos momentos una paz que no lograba alcanzar de otra manera. Pensó en el esfuerzo invertido: documentación consultada, código desarrollado, contenido planificado,… todo para escuchar – me aburre sólo pensarlo -, no podía ser de otra manera: persona aburrida es igual a pensamiento aburrido. No era capaz de ver más allá de su aburrida vida.

Daba igual, al fin y al cabo lo había hecho por gusto personal. Hacía tiempo que su trabajo ya no le llenaba y buscaba formas de auto-motivarse para poner una escusa para ir al trabajo y no echarse a perder.

Días después, fue enviado junto con el departamento comercial a la presentación de un nuevo producto. Aunque en principio iba en calidad de técnico, otra vez le tocó el desarrollo de todo el proyecto. Nada más duro que ser el mejor preparado, pero sobre todo, el más aplicado. Tenía la extraña sensación de que a su alrededor se había formado un grupo de aduladores sin escrúpulos, que podían llegar a dorarle la píldora hasta el infinito por no tener que hacer su trabajo.

Todo fue como la seda, siempre se preparaba las presentaciones a conciencia. No cometió ningún error y los ejemplos fueron un éxito. El acuerdo parecía estar hecho. Y de repente, ocurrió. El cliente tuvo buenas palabras con su trabajo y añadió – por mi parte todo perfecto menos un pequeño detalle. – Ya habíamos pensado en ello – intervino el director comercial, – qué tal un 5% del total. No se lo podía creer, haberlo dicho antes, joder!!! y me había ahorrado el trabajo, este no era por gusto personal.

Si, efectivamente, la corrupción no está generalizada, el modelo no está corrupto, se quiere crear un clima de desconfianza para desestabilizar el sistema. Nada, pedimos perdón y hasta la próxima.